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martes, 8 de noviembre de 2011

El día

Finalmente llegó el día. La invitación me la hicieron hace un par de meses pero como suele pasar no la tuve presente hasta esta mañana.
Si bien conozco el “Borda” y estuve ahí muchas veces jamás había pisado el “Moyano”.
La excusa: un programa de radio.
Asistí con cierto temor. Temor de estar en contacto con la infinita tristeza, con la más profunda soledad.
Me esperaron en la puerta, yo les pedí. Intento trabajar sobre mis esquemas y pedir es algo desconocido para mí. Me cuesta y me duele pero necesito entender lo que hay detrás del pedido.
El día, soleado y fresquito acompañó la visita. Hizo que todo fuera más fácil, más simple y cálido o todo junto.
Al llegar estaba todo dispuesto. Una mesa con internas que harían la locución, dos coordinadoras y un operador.
Una chica me preguntó si yo cantaba con el corazón, si podía sentir mi canto. Me aclaró que no le importaba el género, que solo interesaba el corazón. Su nombre es Luz.
El comienzo del programa giró alrededor del año de mi nacimiento y hubo aplauso cuando se recordó que ahora vivimos en democracia y que, cuando yo nací, gobernaba la junta militar.
Me hicieron preguntas muy lindas y profundas que quebraron la distancia.
También leyeron sus haikus y varias de ellas cantaron canciones. Cantaron con emoción.
Luz, la interna más joven, cantó 2 piezas de su autoría y quedé impactada por la profundidad de sus letras. La primera hablaba sobre las estrellas y la segunda contaba los momentos de la luna. Me llegó su canto, me tocó su luz.
El sábado pasado presentamos el disco en el Club Atlético Fernández Fierro.
Fue una noche muy especial para mí. La banda, genial. En un momento de silencio y antes de presentar a los músicos dije a modo de confesión: si pienso que estoy tocando con Mono Fontana me pongo a llorar y era de verdad. También recordé lo que mis amigos de adolescencia decían sobre Facundo Guevara-toca mirando el cielo- y esa frase me transportó a mí misma, chica y con ganas de componer y de aprender. Mintcho, el bajista, me sorprendió y generó ese juego fundamental para llevar adelante un concierto, eso inexplicable.
La música fue la protagonista y eso es la alegría para mí.

Los días llegan, se acercan y se van.
Llegó el día del CAFF. Llegó el día de tocar con Mono Fontana, Facu Guevara y Mintcho.
Llegó el día de ir al hospital Moyano y vivir una experiencia de lo más amorosa en años. Recibir tanta luz dentro de una idea de oscuridad fue increíble.
Alguien lleva la luz, deja luz y enciende el día o la noche. Intentamos armar la vida, -construir el progreso -como me dijo una señora del Moyano y aquí estoy, en casa, otra vez leyendo el mismo libro que leí ayer pero con la batería recargada y el corazón inflado. Dejando que entre el sol por la ventana.

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