www.florenciaruiz.com.ar

miércoles, 17 de agosto de 2011

Parte

Enfermedad para mi es sinónimo de soledad. O lo que personalmente necesito.
Seguramente tiene que ver con la infancia o con los modos heredados de nuestras familias.
En mi familia no se celebraba nada y tampoco se sufría. No había lugar para los débiles.
Hoy, recostada en mi cama, me siento mal. El cuerpo está totalmente caído y no hay postura que calme estas sensaciones. Por otro lado, el buen ánimo me guía y acompaña. Es pura ilusión.
Después de leer un rato decidí escribir. En unos minutos debo salir para un programa de radio que me gusta mucho llamado Patologías Culturales y del cual soy oyente. De no ser “la invitada” seguramente lo escucharía acostada y con guitarra en mano.
Es sábado. Hermoso día soleado. Gato acompaña y recibe con alegría que mi cuerpo este quieto. Mi mente, como siempre, corre al pulso maratónico de mis locuras.
Siempre regreso a la misma pregunta ¿como modificar eso que tenemos pegado? Quizá, hacer social mi sentir es imposible pero debe ser más saludable dejar entrar a alguien. ¿No?
Dejarse ayudar o dejarse mimar es el punto. Por ahora no puedo y forma parte de una gran limitación que tengo, una mas entre tantas otras. Escribir sobre esto me ayuda y me expone también pero me juego porque necesito cambiar.
Por la noche vendrán amigos muy queridos a cenar así que debo rebuscármelas para pasar inadvertida aunque su visita seguramente me sane.
Desde aquí puedo ver el cielo. Las nubes pasan, se unen con el viento y me inyectan energía para salir. Quizá afuera mi cuerpo se acomoda. Quizá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario